Llevas toda la vida acumulando material para escribir
Lo primero que tengo que decir es que sí, que llevo más de una semana sin escribir.
En parte porque he estado de vacaciones, pero también porque no me apetecía…
Y diréis: “¡Hala, lo que ha dicho! ¿Cómo puede decir esta tipa, que pretende ayudarnos a escribir, que no ha escrito porque no le apetecía?”, pues porque no pasa nada si un día no apetece escribir, del mismo modo que no pasa nada si un día no te apetece hacer otras cosas. La vida es equilibrio. Sé que ahora hay muchos mensajes que dicen justo lo contrario. Pero, creedme, en la escritura, como en la vida, debemos ser comprensivos con nuestros tiempos y nuestros ritmos. Y, sobre todo, no compararnos con otros. León Tolstoi estuvo diez años documentándose para “Guerra y Paz” y otros diez años escribiéndola. Fiodor Dovstoyetski dictó su novela “El jugador” en un mes para poder pagar deudas de juego. Ambas son novelas maravillosas. Cada historia tiene su momento, su forma de nacer. Relájate y respeta los tiempos de las tuyas.
Hoy la palabra del día en la RAE es “chillido”, y lo primero que me viene a la mente al leerla es la siguiente frase: “el horrible chillido de los corderos”.
En la película “El silencio de los corderos” (basada en la novela homónima) el doctor Hannibal Lecter le dice a la detective Clarice Starling esta frase: “para silenciar el horrible chillido de los corderos”. Vi esa película con dieciséis años y esa frase aún me persigue. No hace mucho, yo misma, por razones que no vienen al caso, me encontré
a las puertas de un matadero mientras descargaban un camión de corderos y pude escucharlo. Pude escuchar “el horrible chillido de los corderos”. Y recordé la frase, recordé la película, recordé a los personajes… y ahora, años después, leo en la RAE la palabra “chillido” y todo vuelve de nuevo. Y escribo sobre ello. Las historias están por todas partes, no necesitas buscarlas: te rodean, te atraviesan, están agazapadas esperándote. Esperando que las escribas.
Llevas toda tu vida acumulando material para escribir. Ahora sólo necesitas saber cómo usarlo.
Y para eso estoy yo.